Aprendiz de la vida

¿Planear para el futuro o vivir el momento?

Hace poco terminé una etapa muy importante en mi vida. Acabé la universidad y ahora me enfrento a un mundo que espera muchas cosas de mí. Ahora tengo más libertad para elegir mi camino. Antes, el rumbo era claro: al terminar una etapa escolar, pasaba automáticamente a la siguiente. Sin embargo, ahora que terminé la licenciatura y he crecido, a menudo me siento abrumado por la cantidad de decisiones que tengo (y puedo) tomar.

Una de las ideas que más han dado vueltas en mi cabeza es cómo quiero vivir a partir de ahora. Al respecto, me he encontrado con dos visiones principales: planear el futuro, anticipándose al inevitable paso del tiempo, o vivir el presente sin tanta ansiedad, disfrutando cada momento al máximo. Desde mi punto de vista, ambas parten de una misma realidad: no sabemos cuándo vamos a morir.

Considero que ambos lados tienen buenos argumentos. Por un lado, hay personas que nunca disfrutan los frutos de su trabajo. Pensemos en alguien que ahorra en exceso, en quien cuida su salud a rajatabla o en quien estudia sin darse un respiro. En todos los casos, existe la idea de que el sacrificio presente traerá una recompensa futura. Se privan de experiencias, convivencias e incluso de relaciones de pareja porque creen que "algún día" disfrutarán el resultado. Pero si la vida se acaba antes de lo esperado, ¿qué se habrán llevado a la tumba?

Por otro lado, hay quienes viven con excesos. No se preocupan por el mañana porque saben que hoy puede ser su último día. Y es cierto, pero también es probable que el futuro llegue. ¿Qué pasa con quienes nunca se preocuparon por ahorrar para su vejez? ¿O con aquellos que, después de una vida de excesos, desarrollan enfermedades a una edad relativamente joven? ¿Y con quienes se quedan atrás profesionalmente por falta de disciplina?

Al no saber cuánto tiempo nos queda, nos toca apostar. Apostar por la decisión que tenga la menor probabilidad de arrepentimiento. "Voy a gastar sin ahorrar tanto para disfrutar la vida", pero si vives muchos años, podrías quedarte sin recursos. "Voy a ahorrar para mi retiro", pero si mueres antes, ¿de qué habrá servido tanto sacrificio?

Evidentemente, estos son ejemplos extremos, y estoy seguro que cualquiera que esté leyendo esto concluirá (o ya sabía) que lo ideal es encontrar un equilibrio sostenible con el que se sienta bien. El problema es que, sin importar lo que elijas, siempre habrá algo de lo que te arrepientas. Así que, en lugar de darle demasiadas vueltas, elige aquello que te haga sentir pleno. ¿Prefieres el placer inmediato o la tranquilidad para el futuro? No hay respuesta correcta, y siempre habrá alguien que te diga que debiste hacer lo contrario. No te presiones demasiado.