Aprendiz de la vida

La ilusión

Texto experimental La ilusión no se come, pero sí alimenta.

¿Hasta qué punto es sensato seguir esperando? ¿En qué momento la paciencia se convierte en necedad y la esperanza en negación?

Así como al coronel de García Máequez, hay ocasiones en las que nos engañamos pensando que, algún día, todo va a mejorar. Nos aferramos a promesas incumplidas pensando que, con solo pensarlo, aumentamos la probabilidad de que ocurra lo que queremos. Ignoramos lo que los demás nos advierten, censuramos a nuestra conciencia y perpetuamos el ciclo maldito.

Somos humanos. Demasiado humanos. Tan humanos que no somos máquinas, pero tampoco bestias. Una bestia es incapaz de razonar y una máquina es incapaz de ser irracional. ¿Qué pasa entonces cuando razonamos y aún así decidimos ser irracionales?

Vivimos en fantasías. En relatos que hemos decidido creer para sentir que tenemos control en este mundo tan caótico. Póngale el nombre que quieran: Ley de la atracción, manifestaciones, afirmaciones, rituales. Cuentos que dirigen nuestra vida, fábulas de nuestro ser.

Podemos vivir años en la ilusión. ¿De qué se nutre nuestro ser? Podemos alimentarnos todo lo que queramos, pero no todas las ideas son comida. Nadie es inmune y todos negamos o ignoramos una parte de nosotros.

¿De qué te estás alimentando?