Cuando todo parece destruirse
ADVERTENCIA: No soy ningún experto en salud mental y este texto está basado en mi experiencia. Siempre es recomendable buscar ayuda profesional.
Hay días en los que uno no se siente bien. Días en los que tienes la certeza de que nada de lo que haces vale la pena. Ocasiones en las que te sabes en el abismo, sin una salida clara. Estás en un océano inmenso, sin escape. No hay islas a la vista y te estás cansando de nadar.
¿Qué hacer cuando todo parece destruirse?
No siempre podremos lidiar con ello solos. Sí, el ejercicio, el buen sueño, la escritura, el arte y el diálogo interno ayudan; son parte importante del proceso, pero a veces no son suficientes. Además, corremos el riesgo de perder de vista el mundo que nos rodea. Si solo vemos la situación desde nuestros propios ojos, tendremos respuestas sesgadas. Podemos caer fácilmente en la autocompasión, la victimización y justificar nuestras acciones, por más dañinas que sean. Es vital contar con una red de apoyo.
Estoy consciente de que no siempre es así de simple. Abrirnos con los demás es complicado. Por si fuera poco, es probable que sus palabras sean inútiles: “Échale ganas”, te dirán algunos. ¿Acaso no saben que eso es precisamente lo que ya estoy haciendo? Otros te darán consejos: algunos buenos, algunos malos. No siempre te sentirás entendido. No obstante, los riesgos de no expresarte son aún mayores que los inconvenientes de hacerlo. Siempre hay alguien dispuesto a escucharte: puede ser tu familia, amigos o un profesional de la salud mental. Es fundamental desahogarte y escuchar otros puntos de vista sobre tu problema; quizá alguien que haya pasado por lo mismo puede darte respuestas.
Procesa todo con calma. Vive el duelo, siente el dolor. Tómate tu tiempo. Es normal sentirse mal a veces. Lo importante es que no te dejes caer. Lo que no se mueve, perece. Sal a caminar, da un paseo, llama a quienes amas, ve a terapia, come algo que te guste (con moderación), escucha música: haz lo que amas. Recuerda que hay un mundo más allá de ti.
¿Qué hacer cuando todo parece destruirse? No tengo una respuesta universal, pero sí tengo certeza de algo: es más fácil cargar las penas entre varios que solo.